Marzo 30, 2022
Si bien siempre la principal preocupación ha estado en las víctimas de acoso escolar, hay que considerar el papel que juegan los victimarios y qué los lleva a hacer bullying. “Según investigaciones, en general, los niños y niñas que acosan a otro tienen como objetivo demostrar su poder ante el resto del grupo, ocupando también este tipo de violencia como estrategia de control para obtener lo que se desea y para aumentar su sensación de poder, y así compensar sentimientos de inseguridad, angustia o frustración”, explica Gretchen Beiza, Psicóloga de Cognita, red global de colegios con más de 17 mil estudiantes en Chile.
Para la especialista, el fenómeno puede deberse a la necesidad del niño de controlar su medio ambiente, por lo que es necesario comprender el tema más allá del contexto puntual, por ejemplo: ¿cómo está el vínculo familiar de ese niño?, ¿es la violencia un modo válido de relación al interior de su hogar?, ¿hay alguna situación con hermanos mayores que no se esté visualizando?, entre varios otros factores.
Por lo mismo, la psicóloga indica que es difícil de identificar, ya que “uno podría observar que el niño tiene amistades en el colegio y no presenta sintomatología al respecto, probablemente porque está cumpliendo su objetivo de poder y liderazgo. Lo que sí es relevante y puede dar alguna luz de que algo está pasando, es observar las formas en las que se relaciona con sus amigos, con su familia o por ejemplo con sus hermanos, cuáles son sus dinámicas y cómo se desenvuelve socialmente. También hay que tener en cuenta que, si el colegio informa de alguna situación, ésta también debe ser acogida y trabajada”, advierte.
Aunque sea duro de entender y reconocer, lo cierto es que los padres tienen la obligación de atender estas conductas. “No debemos olvidar que los niños, niñas y adolescentes están en edad de crecimiento y aprendizaje y que, quienes hacen bullying o ciberbullying, no son niños o niñas malos, si no que necesitan ayuda, siendo responsabilidad de los adultos significativos enseñar las habilidades y competencias socioemocionales necesarias para que puedan establecer relaciones interpersonales sanas, basadas en el respeto y la empatía”, explica la especialista de Cognita, pero también señala que al momento de abordar la situación, se debe conversar con menor e indagar qué le pasa, “siempre en un espacio de acogida y sin prejuicios, solo así se le podrá ayudar”. Asimismo, sugiere buscar el apoyo profesional para evaluar la situación, y dar cuenta de cuál es la mejor forma de prestarle ayuda, esto es imprescindible para abordar una conducta violenta.