Abril 2, 2024
La Ley de Endometriosis -aprobada por unanimidad en la Cámara y en actual discusión en el Senado- la define como una patología caracterizada por la presencia de tejido similar al endometrio fuera del útero. Esto provoca una reacción inflamatoria crónica que puede dar lugar a la formación de tejido cicatricial dentro de la pelvis y otras partes del cuerpo.
La iniciativa establece una serie de derechos para las personas que presenten o puedan presentar endometriosis, entre ellos, derecho a tener un diagnóstico temprano a través de una evaluación médica precisa y accesible, a contar los cuidados necesarios para el resguardo de su salud mental y física, a ser derivados a centros para el tratamiento, y considera la posibilidad de que el Estado apoye los tratamientos de criopreservación de ovocitos para preservar la fertilidad de las personas afectadas.
Durante su discusión se señaló que alrededor de 40 mil chilenas están diagnosticadas con endometriosis; a nivel mundial afecta a una de cada diez mujeres en edad reproductiva, y si bien su prevalencia es más alta entre los 30 y los 40 años, puede aparecer en cualquier momento de la vida reproductiva, es decir, mientras estén presentes los ciclos menstruales.
Está normalizado el hecho de sentir algún dolor durante la menstruación, por lo que muchas veces trascurren entre 5 a 10 años antes de que una endometriosis sea diagnosticada. Mientras, las afectadas sufren física, psicológica, social y laboralmente, en silencio, sin saber qué les sucede. “Entre el 5 y el 10% de las mujeres sufre de esta patología, que puede causar mucho dolor e infertilidad, pero que en otros casos es asintomática”, señala el doctor Rodrigo Carvajal especialista en reproducción asistida de IVI Santiago.
La endometriosis puede causar dolores menstruales de diferente intensidad, con sangrados irregulares y abundantes, además de quistes en los ovarios, de ahí el impacto en la calidad de vida.
Otro de los objetivos del proyecto es fomentar la investigación sobre esta enfermedad, junto con potenciar programas de información y capacitación de profesionales de la salud para su diagnóstico, y tratamiento oportuno y eficaz. El problema es que se trata de una enfermedad de causa desconocida, con manifestaciones clínicas que abarcan un amplio espectro, desde formas asintomáticas hasta otras que requieren varias intervenciones. Y se le considera una enfermedad crónica, ya que necesita un plan de atención a largo plazo, con el objetivo de optimizar el uso del tratamiento médico y evitar los procedimientos quirúrgicos repetidos.
Totalmente influenciada por los ciclos hormonales -causando dolor fuerte asociado con la menstruación- su avance puede convertirse en un dolor crónico, y su extensión varía desde pocas y pequeñas lesiones hasta los grandes endometriomas ováricos y/o extensa fibrosis y adherencias que causan una marcada distorsión de la anatomía pélvica.
Para su tratamiento se utilizan fármacos que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida, como los anticonceptivos hormonales, ya que es una enfermedad hormonodependiente, u otros que impidan la producción de estrógenos. También medicamentos antiinflamatorios para reducir el dolor, e intervenciones quirúrgicas para eliminar el tejido endometrial o extirpar el útero, en los casos más graves.
Entre el 30 y el 50% de las portadoras, tendrá dificultades para embarazarse naturalmente. Según explica el doctor Carvajal, “esto se debe a que cuando la enfermedad no es tratada a tiempo, se desarrolla y daña incluso las trompas de Falopio o los ovarios. Por ello es relevante la detección precoz y el correcto diagnóstico y tratamiento, con el fin de evitar que pase a estados más avanzados y graves. También tener conciencia de que hay un riesgo más alto de infertilidad, por lo que no deben aplazar mucho los planes de embarazo, considerar la posibilidad de congelar óvulos antes de los 35 años, y mantener un seguimiento periódico del avance de la endometriosis y el estado de la fertilidad”, finaliza el doctor Carvajal.
Este riesgo de infertilidad provoca mucha ansiedad, lo que asociado a cuadros de fuertes dolores a veces incapacitantes, afecta aún más el estado emocional de quien convive con la endometriosis, “pudiendo llevar incluso a una depresión”, agrega la psicóloga de la Unidad de Apoyo Psicológico de IVI Santiago, Daniela Vargas. “Por eso es esencial que una portadora de endometriosis tenga conocimiento de su patología y entienda las dificultades que deberá enfrentar. Se define como factor clave un tratamiento multidisciplinario, con control de especialista en ginecología y psicología, y medicina alternativa como acupuntura para atenuar un poco el dolor y mejorar la calidad de vida de la paciente”, finaliza Daniela
Dentro de los factores de riesgo se encuentran tener una madre o hermana con endometriosis, ya que podría ser hereditaria; la aparición de la menstruación a una edad temprana; ciclos menstruales cortos, es decir, tener la regla con más frecuencia (polimenorrea); sangrado abundante (hipermenorrea) y de larga duración en la menstruación (7 días o más), o haberse sometido a intervenciones quirúrgicas del útero, por ejemplo, después de una cesárea o un raspado.
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