Febrero 8, 2022
De acuerdo a Mayo Clinic, la epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central (neurológico), en el que la actividad cerebral normal se altera, lo que provoca convulsiones o períodos de comportamiento y sensaciones inusuales, y a veces, pérdida de la consciencia. La epilepsia afecta aproximadamente a 50 millones de personas en todo el mundo.
Cualquier persona puede tener epilepsia, hombres, mujeres, personas de todas las razas, grupos étnicos y edades. “Es frecuente que no se pueda determinar su causa -de cada 3 casos, 2 son por causas desconocidas- pero sí existen factores de riesgo, tales como una lesión cerebral, una infección o enfermedad que afectó el desarrollo cerebral fetal durante el embarazo, la falta de oxígeno en el cerebro, meningitis, tumores cerebrales, accidentes cerebrovasculares, la intoxicación por consumo excesivo de alcohol, entre otros”, señala la Dra. Lorena Galeotti, Directora Médica de Abbott en Chile.
En el contexto del Día Internacional de la Epilepsia que se celebra cada segundo lunes del mes de febrero, la profesional concientiza sobre esta patología, que de acuerdo a datos entregados por el Ministerio de Salud (MINSAL), tiene una prevalencia de entre 11 y 17 casos por cada 1.000 habitantes en Chile.
La convulsión es el signo principal de la epilepsia y según la intensidad y la forma -local o generalizada- puede ser una situación estresante tanto para la familia, como para el médico, ya que puede poner en riesgo la salud y bienestar general. Al respecto, la Dra. Galeotti comenta que las principales manifestaciones asociadas a las convulsiones pueden ser: movimiento sin control generalizado en todo el cuerpo, que puede comprometer las funciones vitales; sensación de músculos rígidos y espasmos; confusión temporal; pérdida del conocimiento; y síntomas psicológicos, como ansiedad, miedo o déjà vu.
“Se debe tener en cuenta que una sola convulsión no hace el diagnóstico de la epilepsia”, indica la Dra. Galeotti. “Las personas con epilepsia presentan episodios repetidos de convulsiones, sin embargo, las mismas también pueden ser causadas por factores externos que pueden afectar el cerebro y no estar relacionadas con la epilepsia sino con otra situación, como por ejemplo un cuadro febril, falta de oxigenación, bajos niveles de azúcar o consumo alto de alcohol, entre otros”, puntualiza.
Una vez realizado el diagnóstico, su manejo y tratamiento se seleccionará en conjunto con el especialista médico de acuerdo a las necesidades individuales de cada persona. Según la Guía Clínica Auge Epilepsia, del Ministerio de Salud de Chile (MINSAL), para lograr un buen control de la epilepsia, se necesita un adecuado aporte de fármacos antiepilépticos, los cuales deben proporcionarse de forma oportuna y continua. Sin embargo, en el caso de no lograr controlar las crisis convulsivas de esta forma, el especialista de salud podría proponer una cirugía u otro tipo de tratamientos.
“La mayoría de las personas con epilepsia que se encuentran con tratamientos farmacológicos antiepilépticos pueden disminuir la frecuencia e intensidad de las convulsiones con el tiempo e incluso en algunos casos -si la epilepsia hizo su aparición durante la infancia- puede que las convulsiones se vuelvan menos frecuentes hasta desaparecer por completo”, comenta la Dra. Galeotti.
Es importante mantenerse en comunicación con su especialista de salud, informar de manifestaciones en caso que se presenten y adherir los tratamientos médicos de forma correcta, ya que esto ayudará a mejorar su calidad de vida a largo plazo.