Diciembre 2, 2022
Si eres de las personas que solo usan protector solar en verano, entonces es hora de que empieces a hacerlo el resto del año. Si bien es cierto que en los días calurosos la radiación es más intensa, el rostro y el cuerpo también están expuestos a la luz solar durante la primavera, el otoño y el invierno, motivo por el que es importante protegerlos siempre.
El sol es fundamental para nuestra salud, pues de él recibimos nutrientes esenciales como la vitamina D. Sin embargo, exponerse demasiado a los rayos solares acarrea una serie de desventajas para el organismo.
Los rayos solares UVA y UVB pueden modificar la estructura de nuestra piel, por lo que al usar cremas solares vamos a evitar la aparición de arrugas prematuras, manchas en la piel y, lo que es más importante, puedes prevenir el cáncer de piel:
En el rostro es donde más visibles son los signos de envejecimiento de la piel. Es por eso que siempre se recomienda utilizar protector solar tanto en la cara como en el cuerpo y corporal, y dado que la piel del rostro es más fina y delicada, es ideal utilizar un protector solar especialmente diseñado para ésta.
Además, las pantallas solares protegen las proteínas de la piel como la queratina, la elastina y el colágeno, necesarias para mantener la piel sana y lisa. Mientras que los bloqueadores repelen la acción del sol en todo tipo de piel.
Otra de las ventajas tiene relación con la duración del bronceado. Como ayuda a que el proceso se realice en forma progresiva, éste dura más tiempo. Para mantener el bronceado se puede utilizar protectores solares que contengan en sus fórmulas extractos naturales que ayudan a la producción de melanina de la propia piel, y de esa forma estimulan el proceso natural del bronceado sin necesidad de utilizar otros productos.
La piel al exponerse al sol tiende a resecarse y deshidratarse, es por eso es recomendable utilizar protectores solares que generen una capa que cuide la piel de los rayos del sol mientras la mantiene hidratada por más tiempo. Así lucirá más bonita y luminosa.
Por último, protege de los dañinos rayos UVA/UVB. Los rayos UVA penetran en las capas más profundas de la piel, estos estimulan la producción de radicales libres que causan estrés oxidativo y pueden llevar a daño celular. Están normalmente asociados con el fotoenvejecimiento (envejecimiento prematuro de la piel causado por el sol).
Los rayos UVB, en tanto, le entregan energía a nuestra célula para producir Vitamina D y estimular la producción de melanina, responsable del bronceado. No viajan tan rápido como los rayos UVA, penetrando sólo en las capas más superficiales de la piel; pero generan daño inmediato como las quemaduras causadas por el sol. Los rayos UVB se absorben directamente en el ADN, lo que puede generar daños cutáneos como cáncer de piel.
Según el tiempo que nos expongamos al sol y según nuestro tipo de piel debemos usar protección con un SPF (factor de protección solar) u otro. El SPF nos indica la protección de la crema, por lo que cuanto mayor sea el número más protección proporcionará.
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