Mayo 28, 2018.
Es común en la capital y varias regiones del país que con la llegada del invierno y las bajas temperaturas haya consecuencias poco amistosas para las personas, como resfríos, gripes y problemas respiratorios, entre otros. Una de los principales responsables de estos ‘males de invierno’ es el deterioro en la calidad del aire producido por la mala ventilación.
La exposición continua a ambientes contaminados trae posibilidades de que enfermedades oculares también puedan aparecer produciendo enrojecimiento, lagrimeo e irritación.
La contaminación del ambiente perturba directamente la composición de la película lagrimal, cuya función es conservar la lubricación, limpieza de los ojos y transparencia de las capas oculares, para proyectar correctamente las imágenes a la retina. Esta puede producir erosiones cornéales, sensación de cuerpo extraño, enrojecimiento y fotofobia, además de alterar transitoriamente la visión
“Factores como el smog, las partículas de polvo o polen, los ácidos esparcidos en el aire y la luz ultravioleta son fenómenos que pueden afectar nuestros ojos, además se consideran impulsores de las enfermedades del ojo como conjuntivitis, queratitis o blefaritis” señala el especialista de la Clínica Oftalmológica Providencia, Dr. Víctor Ortiz.
Para prevenir el daño a la vista el médico sugiere:
- Higiene palpebral y de pestañas diariamente, para eliminar partículas.
- Uso de lubricantes como lágrimas artificiales.
- Utilizar lentes de sol con protección UV.
- Acudir a consulta oftalmológica en forma periódica para prevenir enfermedades que puedan detonar con la contaminación.