Septiembre 8, 2016.
Las fiestas patrias marcan un período crítico del año en cuanto a atenciones veterinarias. Esto porque aumentan los problemas digestivos producto de que los amos no tenemos el cuidado suficiente para evitar que ingieran alimentos contraindicados, como cebolla, huesos e incluso alcohol.
Hay que tener presente que los restos de lo que nosotros comemos regularmente o en fechas especiales como las que se aproximan, pueden significar un gran peligro para nuestras mascotas. Si no queremos que se enfermen, lo mejor es no dejarse manipular por esas miradas pedigüeñas, y mantenerlos con su dieta habitual, junto a una apropiada rutina de juegos, ejercicio y cariño.
A diferencia de nosotros, que comemos por placer y no sólo por supervivencia, los perros y gatos comen para saciar el hambre. Así que, cuando el perro se instala junto a la parrilla esperando un pedazo de carne, no lo hará porque necesite alimentarse, sino porque para él este acto significa tener un rol importante dentro del grupo. Según explica Francisca Montero, Médico Veterinario de Royal Canin “el perro no pide comida porque tenga hambre, sino para probar que puede acceder al estatus del dueño compartiendo su comida, ya que en la jauría los miembros dominantes comen primero”.
La especialista también aclara que pasa algo similar con los gatos, que acostumbran acercarse a su amo y maullar, conducta que no tiene que ver únicamente con conseguir un bocado, sino con muestras de cariño. “Si el amo le da comida, el felino lo interpretará como una recompensa a su comportamiento y los maullidos se intensificarán. Los gatos en la naturaleza no maúllan entre sí o entre los de su misma especie, ellos aprendieron a emitir sonidos y han ido evolucionando para comunicarse con nosotros los humanos. Es por eso que hoy los gatitos nos maúllan cuando quieren salir, pedir comida o simplemente están aburridos, es para llamar nuestra atención”, asegura.
