Que los hábitos saludables no queden sólo en un propósito de año nuevo que nunca se cumple

Enero 17, 2025
Suele suceder que los primeros días de cada año, los espacios habilitados para practicar deportes u otros tipos de actividad física, están llenos, sin embargo, con el avance del verano, la llegada de las vacaciones, y el posterior regreso a la rutina laboral, ese primer entusiasmo va desapareciendo.

El desafío, entonces, es lograr que el impulso inicial no desaparezca, y el ejercicio se transforme en un hábito.

Las palabras claves son disciplina y constancia. Cristóbal Toledo, Psicólogo Deportivo de Sportlife, explica que “la motivación es un excelente punto de partida, pero si no se convierte en disciplina, se corre el riesgo de abandonar los objetivos. Lo ideal es establecer metas claras y alcanzables, y apoyarse en el entorno para mantener el compromiso a largo plazo”.

Yendo más al detalle, el especialista nos datea con algunos consejos para que, cuando el impulso inicial decaiga, la disciplina haga lo suyo, y nos ayude a continuar.

Lo primero es lo que se conoce como objetivos SMART, y que consiste en proponerse metas específicas, medibles, alcanzables, relevantes y en un tiempo definido. Esto nos ayuda a organizarnos y visualizar tanto objetivos, como progresos.

También ayuda mucho iniciar con hábitos más pequeños. Son más fáciles de mantener en el tiempo, lo que, a la larga, los vuelve mucho más eficientes. Por ejemplo, en vez de darlo todo con una rutuna de más de una hora, se recomiendan trabajos de 20 minutos, tres veces por semana, y luego, incrementar la exigencia de forma gradual.

Otra buena idea es realizar ejercicio con amigos, compañeros o familiares. Las actividades grupales son esenciales para no perder la motivación.

Y no es buena idea minimizar los logros. Aunque sean pequeños progresos, hay que darles valor. Todo avance es bueno, y además, son una inyección de ánimo para continuar con el proceso.

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