Septiembre 13, 2022
Puede que hayas oído decir que somos lo que comemos. Bajo esa lógica, somos un conjunto de más de treinta billones de microorganismos que habitan en nuestro intestino, que se comunican con los órganos y el sistema inmunitario, influyendo en nuestra salud general: el microbioma intestinal.
Se llama microbioma al total de microorganismos presentes en el ser humano, más su material genético. El microbioma intestinal se compone de un ecosistema de microbios como bacterias, hongos y virus que viven de forma natural sobre y dentro de nosotros, protegiéndonos contra los gérmenes dañinos y ayudando a descomponer los alimentos para liberar energía.
“Hasta ahora, la gente no ha reconocido que el microbioma intestinal es tan importante como cualquier otro órgano del cuerpo… es un órgano oculto que está emergiendo y mostrando su importancia en la mantención de un estado saludable”, señala el Dr. Oscar Hincapié, Director Médico del Negocio de Nutrición de Abbott. Cuando aún se mantienen las alertas por alta circulación de virus respiratorios, vale la pena conocer este “sexto órgano” que nos protege.
La nutrición desempeña un papel importante en la salud del microbioma intestinal. Un estudio realizado en Estados Unidos descubrió que factores como la cantidad de grasas, fibra, almidón, azúcar, probióticos y proteínas que consumimos, pueden impactar en la salud de nuestro microbioma, la que a su vez se encuentra estrechamente relacionada con nuestro bienestar físico.
Asimismo, el microbioma está relacionado a trastornos del estado de ánimo, pues se han encontrado vínculos entre los microbios intestinales y la producción de serotonina, la sustancia química que promueve la estabilización del estado de ánimo y el sueño saludable.
“La nutrición es quizá el factor modificable más importante para promover la formación de un microbioma sano, y de una persona más sana”, afirma el Dr. Hincapié.
Para potenciar la salud intestinal, el especialista propone:
- Incorporar a la dieta alimentos ricos en fibra dietética, que pueden servir de combustible para el microbiota, que son los microorganismos de un hábitat específico.
- Mantener una alimentación saludable, consumiendo regularmente verduras con alto contenido de fibra, como las espinacas y el brócoli, los frutos secos, el pescado, los huevos, las semillas y los cereales integrales. Estos alimentos aumentan la diversidad del microbioma intestinal y se relacionan con un menor riesgo de contraer enfermedades crónicas.
Por lo tanto si realmente somos lo que comemos, con el consiguiente impacto en nuestra salud y estado de ánimo general, “ponle atención a tu intestino, está trabajando más duro para ti de lo que te imaginas”, concluye el Dr. Hincapié.